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Nierika es la puerta entre los mundos que abre un chaman al iniciar un ritual
Nierika es "ver" estar "despierto" estar "consciente"
La Tierra es el nierika de nuestra madre Tatei Yurianaka
El agua es una nierika que nos permite ver hacia otros mundos...

julio 30, 2010

La Santa Muerte y la Santa Vida

No cabe duda de que aquello que se dice (ante un fuego sagrado) por más a la ligera que se diga, se materializa y/o se cumple.
Esa noche estábamos los tres amigos platicando ante el fuego, mi amigo Luis había leído en voz alta un cuento de Michael Ende titulado "La muerte y el espejo", ahí se narra la érdida de la conexión con todo lo divino y la caída en la realidad, al final de la narración yo mencioné ilusamente (aludiendo al título del cuento) que lo que debíamos hacer los seres humanos era parender a mirarnos al espejo de nosotros mismos sin perder de vista la muerte.
Al anochecer de ese´día, ya en mi casa, me fuí a recostar. Después de cerrar mi lectura, comenzé a sentir un miedo espeluznante, (últimamente he aprendido que nuestras emociones son la voz de Dios, así que me hice caso y no ignoré mi miedo) me levanté de la cama y  vi en la estancia de la sala una calaca tamaño natural que había hecho para el altar de muertos de la escuela donde trabajaba, por la mañana la había bajado del auto para enbodegarla y usarla para el año próximo pues los festejos mexicanos a la muerte habían concluído.

Al mirarla de espaldas me percaté que la escultura de papel maché representaba a la Santa Muerte y que al haberla hecho yo, había sido un acto de poder.
Ignorante e inconscientemente le había hecho una efigie a ese personaje y ahora esa representación tenía una energía y atraía más de esa oscura vibración. Ese era el foco de mi temor.
Procedó a llevar a la planta baja del edificio a la calaca, la puse recostada en la esquina de una banqueta pues no la quería dentro del auto de nuevo, me sentí irresponsable al darme cuenta que había llevado conmigo durante semanas a la calaca en el auto, atrayendo a la muerte. Me vinieron a la mente todas las veces que estuve a punto de chocar o atropellar esos días.
Cusbí a mi departamento y acto seguido rocié toda la casa con agua bendita y a prender una vela consagrada. Recé y me sentí un poco más tranquila y lista para dormir, ¡oh ilusión!, a los pocos minutos el miedo intenso regresó. Me incorporé y ví una sombra igual a la calaca de papel sobre la pared, pero esta vez de mayor tamaño. Le pregunté por qué había regresado y la voz interna me respondió que no me puedo deshacer de la muerte. Recordé mi comentario-petición frente al fuego:debemos de vernos en el espejo de nostros mismos sin dejar de ver la muerte, y mi voz interior me dijo de nuevo: "tú lo pediste y ahí lo tienes, por más agua bendita que eches no podrás dejar de lado la muerte, aunque la saques del edificio ella siempre regresará a acecharte, el asunto es no dejarse llevar por ella sino agarrarse del Señor".
La muerte en la pared parecía crecer, me levanté a cerrar la puerta, pues aunque la ruviera presente inevitablemente, no quería verla.
Entonces, la vela en la silla reflejó la silueta de la muerte de nuevo, pero ahora sobre la madera del interior de la recámara.

Entendí que no podría evadirla; recé un Padre Nuestro y de nuevo mi voz interior me dijo: "así como existe la Santa Muerte, existe la Santa Vida, ambas existen en el mundo y no las podemos negar, o dejar de lado, obsérvalas siempre, pero a la muerte no le hables y no te sostengas de ella, sino de la vida y recuerda, recuerda siempre que morirás
y que cada cosa que hagas es un acto de poder,
ten cuidado".

me resigné a su presencia y la acep´te, me dí cuenta que me había visto en el espejo a través de los ojos de la muerte, materializando mis palabras.

Me quedé dormida pensando en la vida y dándole gracias a la energía por los opuestos ineludibles de todo lo que existe y los seres que nos rodean...

Carolina 2010

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